miércoles, 9 de junio de 2010


Desde el Ministerio de Educación Nacional se busca aportar al desarrollo de una sociedad más pacífica, impulsando desde la escuela Competencias Ciudadanas, las cuales se definen como todas esas habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que permiten mejorar las relaciones humanas. Adicional a esto, se suman los conocimientos y actitudes que, articulados entre sí, hacen posible que cualquier persona actúe de manera constructiva en una sociedad democrática.
Una idea central de las competencias ciudadanas es que en lugar de enseñarles a los niños y niñas valores, se les enseña a valorar, a valorar teniendo en cuenta a los demás, las consecuencias de las acciones y decisiones y las motivaciones. Es decir, en lugar de enseñar a los niños qué es lo que deben pensar, se les enseña a pensar bien por sí mismos.
Esto se hace a base de plantearles problemas en lugar de enseñarles soluciones. Es confiar en que las personas pueden pensar y valorar bien cuando se les dan las oportunidades para hacerlo. El maestro debe guiar el proceso de pensar, no reemplazarlo.
Una de las experiencias que ha trabajado este tema es el programa Aulas en Paz, que busca promover todas estas competencias. Sin embargo, mientras el programa liderado por el Ministerio de Educación Nacional abarca convivencia pacífica, participación democrática y pluralidad y/o diversidad, el programa Aulas en Paz se enfoca sobre todo en la convivencia.
Aulas en Paz busca prevenir la agresión y promover la convivencia pacífica con:
1) Un currículo para el desarrollo de competencias ciudadanas en el aula;
2) Refuerzo extracurricular en grupos de dos niños/as inicialmente agresivos y cuatro que son más prosociales, es decir que se les facilita hacer amigos, compartir y relacionarse más fácilmente.
3) Talleres, visitas y llamadas telefónicas para padres/madres de familia.
Los resultados de lo que se llama el "informe de Resultados Preliminares de un Programa Multi-Componente de Aulas en Paz", (Cecilia Ramos, Ana María Nieto y Enrique Chaux) muestra que la frecuencia de comportamientos agresivos observados en la fase de la evaluación del programa con 40 niños (24 niñas y 16 niños) de un curso de 2º grado de primaria de un colegio público de Bogotá, disminuyó sustancialmente tanto entre los estudiantes inicialmente más agresivos, como en los demás estudiantes. En particular, la investigación reporta los cambios identificados cualitativa y cuantitativamente en:
1) la agresión y los comportamientos prosociales de los estudiantes;
2) el clima de aula, operacionalizado como la frecuencia de interrupciones y de seguimiento de instrucciones; y
3) el tamaño de las redes de amigos establecidas entre los estudiantes del curso.